Cuando
una persona no logra liberarse de una relación sentimental que le produce daño
y perjudica su salud física y mental, la relación se convierte en obsesión.
La persona no es feliz ni con la pareja ni sin
ella, pues ha ingresado a un círculo
vicioso similar al que ingresan aquellos individuos adictos al alcohol, las drogas, el juego u otras. Así como aquellos necesitan y toleran cada vez más cantidad de tóxicos
para
poder funcionar, la persona "adicta al amor" soporta increíbles
cantidades de sufrimiento en la relación que ha establecido.
Estos
individuos que por una u otra razón tienden a manejar sus problemas a través de
la manipulación y el control de otros, se
“enganchan” en una relación sentimental con personas inadecuadas que por lo general son incapaces
de comprometerse emocionalmente en la relación.
El
individuo la percibe desvalida, necesitada o que requiere de alguna
transformación y se erige como responsable de su “salvación” o de su
transformación, creándose así una codependencia o adicción.
En
base a esta premisa falsa, tiene la creencia de que con el “poder de su amor”
logrará retener a la pareja, satisfacer sus carencias o lograr su
transformación y busca cualquier pretexto para mantener la relación, a pesar
del maltrato y rechazo que recibe. Temen enfrentar la realidad y las consecuencias que un cambio de actitud o
de comportamiento produciría en sus vidas.
Relaciones
de este tipo se caracterizan por ser
dramáticas, caóticas, llenas de excitación, sufrimiento y un alto grado de
erotismo y sexualidad.
Por
lo general, la seducción, y la sexualidad definen la relación. Hay una supuesta “buena sexualidad en
una mala relación sentimental”. El
esfuerzo por complacer se centra particularmente en esta área, que
probablemente es utilizada como “disfraz” para esconder carencias
afectivas y la necesidad de ser abrazado, protegido, amado.
Por
esta razón los encuentros sexuales, especialmente al inicio de la relación o
después de un distanciamiento o cuando no hay formalidad en la relación
(amantes) , se suelen distinguir por
el encanto, romanticismo, erotismo y
sensualidad.
En
la dinámica de la “adicción al amor”, los intentos por retener y/o cambiar al
otro, vinculados con el manejo y el control, se convierte en una lucha continua en la que uno es el que
“soporta” ser herido, humillado, violentado, mientras el otro desprecia,
maltrata, se deprime, llora, suplica
o provoca mayor alejamiento emocional. Muchos siguen juntos pero
distantes, sin romper totalmente la relación, causando con esto, mayor
dependencia y adicción.
La
relación adictiva es progresiva. El intento de controlar y dirigir la
transformación de la pareja, va haciendo que poco a poco quede a merced de ésta. El controlador pasa a
ser controlado, mientras va abandonando sus intereses personales.
En
este estado, siente enojo, ira, impotencia, frustración. Sus pensamientos se
vuelven obsesivos, con celos irracionales, ideas de venganza, planes
imaginarios para someter a la pareja o lograr su atención, inclusive puede
realizar actuaciones que provoquen o estén encaminadas la atención o el
acercamiento de la pareja. No logra manejar sus emociones ni resolver sus
conflictos y presenta síntomas físicos y
psíquicos de estrés. Baja su autoestima,
pierde la confianza en sí mismo, reprime sus emociones, no logra poner límites,
se muestra poco asertivo, no logran comunicar lo que piensan y siente. Pierde
el control de su vida y funciona alrededor de las decisiones y la voluntad del
otro.
Si
la pareja se distancia o romper la relación, puede presentarse el “síndrome de
abstinencia” similar a cualquier adicto, con un estado físico y mental de
profundo dolor, sensación de vacío, insomnio, llanto, angustia, culpa,
humillación, creada por el miedo a la soledad, al abandono, a ser rechazado e
ignorado. La autoestima se encuentra
gravemente lesionada, la salud deteriorada, mientras la dependencia se va haciendo mayor y más perjudicial.
Recuperarse
o prevenir esta adicción es posible con voluntad y esfuerzo. A modo general
señalamos algunos pasos a seguir:
- Acepta
que tienes un problema y que debes buscar la solución.
- Enfrenta
la realidad de la situación con honestidad, sin fantasías, engaños o
mentiras.
- Procesa
y resuelve el dolor que llevas por
dentro.
- Libérate
de la carga que tienes por dentro, hablando de tus sentimientos y
emociones con alguien de tu confianza. Busca ayuda profesional si es necesario.
- Analiza
tus patrones de conducta y ten la disposición y el valor de cambiar
aquellos comportamientos que te perjudican y perjudican a otros.
- Ten
siempre presente que cada persona
es responsable de sí misma y no necesita cambiar o controlar a los demás
para sentirse bien, pues para sentirnos bien solo necesitamos controlarnos
y cambiarnos a nosotros mismos.
- Hay
que vivir la vida plenamente y dejar vivir a los demás con libertad, con
respeto, cuidándonos y amándonos
primero a nosotros mismos para así tener la capacidad de amar a los demás.
ALEJANDRA
PALACIOS BANCHERO. Psicóloga clínica experta en familia. Articulista de la
página www.terapiayfamilia.blogspot.com.
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