12 junio 2016

Cuando el amor se convierte en adicción.-


Cuando una persona no logra liberarse de una relación sentimental que le produce daño y perjudica su salud física y mental, la relación se convierte en obsesión.
La  persona no es feliz ni con la pareja ni sin ella, pues ha  ingresado a un círculo vicioso similar al que ingresan aquellos individuos adictos al  alcohol, las drogas, el juego  u otras. Así como aquellos  necesitan y toleran  cada vez más cantidad de tóxicos para poder funcionar, la persona "adicta al amor" soporta increíbles cantidades de sufrimiento en la relación que ha establecido.
Estos individuos que por una u otra razón tienden a manejar sus problemas a través de la manipulación y el control de otros, se  “enganchan” en una relación sentimental con personas  inadecuadas que por lo general son incapaces de comprometerse emocionalmente en la relación.
El individuo la percibe desvalida, necesitada o que requiere de alguna transformación y se erige como responsable de su “salvación” o de su transformación, creándose así una codependencia o adicción.
En base a esta premisa falsa, tiene la creencia de que con el “poder de su amor” logrará retener a la pareja, satisfacer sus carencias o lograr su transformación y busca cualquier pretexto para mantener la relación, a pesar del maltrato y rechazo que recibe. Temen enfrentar la realidad y  las consecuencias que un cambio de actitud o de comportamiento produciría en sus vidas.  
Relaciones de este tipo se  caracterizan por ser dramáticas, caóticas, llenas de excitación, sufrimiento y un alto grado de erotismo y sexualidad.
Por lo general, la seducción, y la sexualidad definen la relación.  Hay una supuesta “buena sexualidad en una  mala relación sentimental”. El esfuerzo por complacer se centra particularmente en esta  área, que  probablemente es utilizada como “disfraz” para esconder carencias afectivas y la necesidad de ser abrazado, protegido, amado. 
Por esta razón los encuentros sexuales, especialmente al inicio de la relación o después de un distanciamiento o cuando no hay formalidad en la relación (amantes) ,  se suelen distinguir por el   encanto, romanticismo, erotismo y sensualidad.
En la dinámica de la “adicción al amor”, los intentos por retener y/o cambiar al otro, vinculados con el manejo y el control, se convierte en  una lucha continua en la que uno es el que “soporta” ser herido, humillado, violentado, mientras el otro  desprecia,  maltrata, se deprime, llora, suplica  o provoca mayor alejamiento emocional. Muchos siguen juntos pero distantes, sin romper totalmente la relación, causando con esto, mayor dependencia y adicción. 
La relación adictiva es progresiva. El intento de controlar y dirigir la transformación de la pareja, va haciendo que poco a poco  quede a merced de ésta. El controlador pasa a ser controlado, mientras va abandonando sus intereses personales.
En este estado, siente enojo, ira, impotencia, frustración. Sus pensamientos se vuelven obsesivos, con celos irracionales, ideas de venganza, planes imaginarios para someter a la pareja o lograr su atención, inclusive puede realizar actuaciones que provoquen o estén encaminadas la atención o el acercamiento de la pareja. No logra manejar sus emociones ni resolver sus conflictos  y presenta síntomas físicos y psíquicos de estrés.  Baja su autoestima, pierde la confianza en sí mismo, reprime sus emociones, no logra poner límites, se muestra poco asertivo, no logran comunicar lo que piensan y siente. Pierde el control de su vida y funciona alrededor de las decisiones y la voluntad del otro.
Si la pareja se distancia o romper la relación, puede presentarse el “síndrome de abstinencia” similar a cualquier adicto, con un estado físico y mental de profundo dolor, sensación de vacío, insomnio, llanto, angustia, culpa, humillación, creada por el miedo a la soledad, al abandono, a ser rechazado e ignorado.  La autoestima se encuentra gravemente lesionada, la salud deteriorada, mientras la dependencia se va  haciendo mayor y más perjudicial.
           Recuperarse o prevenir esta adicción es posible con voluntad y esfuerzo. A modo general señalamos algunos pasos a seguir:
  • Acepta que tienes un problema y que debes buscar la solución.
  • Enfrenta la realidad de la situación con honestidad, sin fantasías, engaños o mentiras.
  • Procesa y resuelve  el dolor que llevas por dentro.
  • Libérate de la carga que tienes por dentro, hablando de tus sentimientos y emociones con alguien de tu confianza. Busca ayuda profesional si es necesario.
  • Analiza tus patrones de conducta y ten la disposición y el valor de cambiar aquellos comportamientos que te perjudican y perjudican a otros.
  • Ten siempre presente que  cada persona es responsable de sí misma y no necesita cambiar o controlar a los demás para sentirse bien, pues para sentirnos bien solo necesitamos controlarnos y cambiarnos a nosotros mismos.
  • Hay que vivir la vida plenamente y dejar vivir a los demás con libertad, con respeto,   cuidándonos y amándonos primero a nosotros mismos para así tener la capacidad de  amar a los demás.

ALEJANDRA PALACIOS BANCHERO. Psicóloga clínica experta en familia. Articulista de la página www.terapiayfamilia.blogspot.com.

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