Un hombre estaba revistiendo de cemento un
nuevo sendero. Apenas se dio la vuelta, un grupo de niños lo atravesó corriendo
dejando por todas partes huellas en la superficie aún sin endurecer. Un vecino,
oyendo sus insultos, le reprochó: "¡Pero Jorge! Pensé que los niños te
gustaban. "Sí. Me gustan," contestó, "en lo abstracto, pero no
en lo concreto."
Es muy fácil amar a la gente en lo
abstracto, el verdadero problema surge en lo concreto. Y recuérdalo, si no amas
a los seres humanos concretos, reales, seres humanos, todo tu amor por los
árboles y los pájaros es falso, pura habladuría.
Sólo si eres capaz de amar a seres humanos
podrá surgir un lugar en tu conciencia en el que te será posible amar a los
pájaros y a los árboles y también a las montañas, pero eso será sólo más
adelante. Si no eres capaz de penetrar una realidad tan próxima ¿cómo podrás
penetrar la realidad que está mucho más allá? ¿Cómo comulgarás con la roca? No
tienes un lenguaje común. O bien tú te conviertes en la roca, o la roca se hace
ser humano. De lo contrario la distancia es demasiado inmensa, infranqueable.
Haz primero un puente con las personas.
Y sé que es posible amar a un árbol, pero
eso sólo sucederá cuando hayas amado a los seres humanos tan profundamente, tan
totalmente, que en ellos hayas encontrado a los animales. Sólo entonces. Cuando
hayas visto a los pájaros en el ser humano, sólo entonces. Porque el ser humano
ha sido todas estas cosas, todavía lleva las huellas en su inconsciente, o en
su inconsciente colectivo. Fuiste una vez un árbol, un pájaro, un animal, una
roca.
Has sido todas las cosas, has sido millones
de cosas y todas esas experiencias están todavía dentro de ti. La única forma
de contactar con el árbol exterior es primero hacer contacto con el árbol que
está en el interior del ser humano.
Enamórate de seres humanos. ¡Arriésgate, sé
valiente!
Sufre los dolores del amor y también su
éxtasis. Profundiza en los seres humanos y pronto descubrirás que ningún ser
humano es sólo un ser humano. Un ser humano es un ser humano y es además toda
la Existencia, porque el ser humano es la evolución suprema. Todo lo que el
hombre ha sido en el pasado está todavía ahí, capa sobre capa.
¿No has sentido alguna vez que la mujer es
una gata? ¿No has sentido, de pronto, mirando a una mujer a los ojos, la gata
que hay en su interior? Sin ser una gata, ninguna mujer puede ser mujer. Y
también encontrarás a la perra. Y lo mismo sucede con el hombre, también
encontrarás al lobo.
El hombre ha evolucionado a través de todo
lo que existe. Es como cuando eras un niño; luego fuiste un hombre joven.
¿Piensas que tu niñez ha desaparecido por completo?
Puede que te hayas hecho viejo. ¿Ha
desaparecido la juventud de ti? Está ahí; has acumulado otra capa. Sólo tienes
que talar un árbol para encontrar en él capa sobre capa. Así es como se cuenta
la edad de los árboles: si tiene setenta años es que tiene setenta capas. Cada
año deja caer su corteza y aparece una nueva capa. Si cortas una roca, la roca
tiene capas. Si profundizas en los seres humanos encontrarás capas, como en los
árboles y en las rocas. Cuanto más hondo penetres más cosas extrañas te
ocurrirán. Si puedes abandonarte totalmente mientras haces el amor a una mujer
estarás haciendo el amor a los animales, a los árboles, a las rocas, a la
Existencia misma.
Cada individuo es un pequeño mundo, un
microcosmos conteniéndolo todo. Contiene la totalidad, el macrocosmos. Pero no
puedes evitar a los seres humanos. No puedes decir: "Amaré a los árboles,
pero no a los seres humanos". Entonces tus árboles serán falsos, no te
habrás acercado a ellos correctamente. Primero debes amarlos en los seres
humanos, primero debes encontrarlos en ellos. Sólo entonces conocerás su
lenguaje.
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