
yo muero y me quedo dentro,
con tu boca pegada a mi oído
confesando que ansiabas a mi cuerpo,
no imaginaba que fuera tan linda
la charla de tu piel y mis manos,
para eso debimos esperar tanto,
sin espera no tendría sentido,
no dejemos que llegue ese día,
que mirando juntos al vacío
añoremos esas noches
que nos veíamos lejos,
deshojando el recuerdo,
embargando futuras promesas
con tal de volver a vernos,
y mirando por la ventana las nubes,
como si hablaramos,
esperando el reencuentro.
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