28 noviembre 2010

EL CANSANCIO DE LA VIDA


¿Quién no ha sentido en algún momento de su vida tristeza, amargura o resentimiento?.

Nadie escapa a estos sentimientos, y el sentirlos de vez en cuando es normal, es parte de nuestra naturaleza humana.

Llorar es bastante sano cuando se trata de un acontecimiento eventual, el llanto es parte de la liberación.

Pero ¿qué pasa cuando estas emociones quedan alojadas en nuestro corazón de manera permanente?,
¿cuando el dolor, la amargura y la tristeza representan nuestra propia personalidad?.

Hoy en día los males provenientes del corazón son muy comunes; los rompimientos familiares, la frustración, la represión, el fracaso y lo que llamaríamos "el cansancio de vida", se apodera de nosotros cuando vemos que a pesar de nuestro esfuerzo,
las cosas "nunca funcionan", "todo nos sale mal" porque "la vida ha sido muy injusta con nosotros".

Es entonces cuando el resentimiento, la autocompasión y la tristeza pueden quedar instalados 
en nuestro corazón de manera permanente.

Esta actitud hace que todo en la vida lo veamos a través de un "cristal empañado",
es decir, nuestra perspectiva de vida se torna gris, ya no vemos la belleza de la vida, los buenos momentos se vuelven indiferentes ante nosotros, dejamos ir oportunidades y empezamos a crear una realidad falsa al creer que "nadie nos quiere"
o "todos quieren hacerme daño", nuestra visión actúa y distorsiona todo desde nuestro cristal empañado.

El guardar por mucho tiempo esta actitud o este sentimiento,
además de prolongar nuestro sufrimiento, nos trae como consecuencia enfermedades derivadas de "un corazón triste".

Ningún medicamento, dieta o ejercicio pueden evitar o curar enfermedades si no nos conectamos con la alegría de vivir, con el 
amor a la vida.

Josami

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